I - La rosa de Eros
Los prados perdían su color
atrapado yo por el fuerte aroma
de un mal convertido en flor
de un mal apodado amapola
Daba vueltas en torno un ciprés
en constante estado melancólico
a ratos adormecido
otras veces encantado
Súbitamente, siendo preso
del tiempo y su cíclico transcurso
pisé el tallo de una linda rosa
y clávose su espina bien adentro
tornándose mi corazón enloquecido
Lágrimas y recuerdos brotaron,
y de ellos un viejo conocido
¿Quién dejó caer semejante arma?
Feliz condenado al sentimiento
Gran dolor el que hace sentirme vivo.
Hola Andreú. Me ha gustado mucho. Has evolucionado, y eso es una cosa que me encanta destacar. Un saludo de Samuel. Aquí estoy, como siempre...
ResponderEliminarOpino lo mismo. Veo que va mejorando chaval. Ánimo
ResponderEliminar